Un Festejo para dos

Por Bárbara Roesler - InfoBae.com




Gracias a una costumbre extranjera, ahora las futuras madres argentinas pueden celebrar con sus seres queridos y sentirse el centro de una fiesta muy especial. Infobae.com le cuenta de qué se trata

Hace algún tiempo, una tradición norteamericana se instaló en nuestro país: el baby shower. Se trata de una celebración para agasajar a la futura mamá, y que es organizada, generalmente, por los propios amigos y familiares.

"Acá en Buenos Aires priorizamos que la mamá pueda encontrarse con sus afectos y que éstos puedan ver su panza", comentó a Infobae.com Susana Caballero, propietaria de la empresa Hada Madrina, organizadora de este tipo de eventos. Agregó que "como el embarazo es trascendente para las mujeres, intentamos reunir a las personas afectivamente vinculadas para conversar y disfrutar. Así la futura mamá expresa sus anhelos, su felicidad".

Es muy habitual entre las mujeres embarazadas que sus seres queridos, amigos y familiares se pierdan, por falta de tiempo u otras obligaciones, un momento trascendental para su vida: el período de gestación. Por eso, estos emprendimientos tienen por objetivo festejar la llegada del nuevo ser, y que la futura mamá exprese sus miedos, angustia y felicidad, e incluso que comparta experiencias con otras mujeres que ya hayan atravesado esta etapa.

Una tradición americana
El baby shower es una costumbre que nació en los EEUU hacia mediados del siglo pasado, y que ha sido adoptada por varios países de América Latina (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Chile, entre otros). Sin embargo, diversos estudios demostraron que las reuniones femeninas prenatales ya se realizaban entre las culturas primitivas africanas, europeas y andinoamericanas.

En nuestro país, la mayoría de los emprendimientos de este tipo son llevados adelante por mujeres que, viviendo en el exterior, fueron partícipes de una de estas celebraciones.

Lorena Cagnotti, creadora de la empresa Sueños Encantados, conoció el baby shower en México, en donde un grupo de amigas se lo organizó a ella un mes antes de la llegada al mundo de cada uno de sus hijos. Por su parte, Susana Caballero comentó que trajo la idea de los Estados Unidos.

La fiesta
Los servicios que se ofrecen en nuestro país son bastante variados, aunque existen algunas coincidencias, importadas de las celebraciones originales. Entre ellas se destacan los packs con decoración para el lugar, las invitaciones personalizadas, souvenirs, y la comida y bebida.

También el baby shower incluye varios juegos relacionados a la maternidad y la crianza, para que los adultos pasen una velada divertida y diferente. La idea es que no participen chicos de la fiesta, para que los padres no tengan que preocuparse por ellos y puedan así disfrutar más.

Quizás el adorno más original sea la torta de pañales. Explicó Caballero que "consiste en algo simbólico, no es comestible, es como una piñata e imita una torre de casamiento, todos tiran las cintas y hay sorpresas".

El lugar a desarrollarse el evento puede variar, aunque por lo general se realiza en la casa de la futura mamá, ya que se trata de un encuentro íntimo.

La organización queda en manos de algún amigo o familiar, y a veces incluso de la embarazada. "Yo no me involucro en el baby shower", afirmó Cagnotti, "sino que les preparo el kit completo y se los envío junto a una guía y, en el caso de los clientes del exterior, les preparo uno imprimible, para que cada uno lo organice a su gusto". Otras empresas, en cambio, ofrecen también ayuda en el armado del salón.

También se brindan servicios especiales. Por ejemplo, la posibilidad de incluir una lista de regalos. "Esto le permite a la futura mamá recuperar, en cierta forma, el dinero invertido en la fiesta, en caso de que se la haya organizado ella misma", dijo Caballero. Agregó que "esta idea también es productiva para los invitados, que muchas veces no saben qué regalarle a la homenajeada. Así se salvan de la improvisación".

Los precios de estas fiestas oscilan entre los 300 y los 500 pesos.

La demanda
En la Argentina aún no está extendida la idea de la realización del baby shower. En ese sentido, Cagnotti comentó, con respecto a los pedidos, que éstos crecen de a poco. "Las personas que contrataron el servicio no lograron entenderlo del todo hasta que lo hicieron, ya que no están acostumbradas" expresó. Es en esto que ella fundamenta la escasa demanda nacional, "aunque llaman mucho para preguntar, por curiosidad".

Por su parte, Caballero afirmó que "la demanda es errática". Esto se debe a que, de acuerdo a su experiencia, los picos de nacimientos se producen en octubre y julio, por lo cual en agosto y mayo se encargan la mayor cantidad de eventos, debido a que se recomienda organizar el baby shower a los seis o siete meses de gestación.

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